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jueves, 17 de marzo de 2011

¿Existe un planeta oculto cerca del Sistema Solar?

Imaginemos que después de un duro día de trabajo, llegas a casa y de repente te encuentras con el salón revuelto, las sillas descolocadas y uno de tus preciosos jarrones roto en pedazos por el suelo. Te preguntas qué ha pasado y comienzas a pensar en algunas hipótesis de lo que podría haber ocurrido.
Podría haber sido un gato que se ha colado por la ventana, podría haber sido una ráfaga de viento repentina o quizá algún bromista que ha querido gastarte una mala pasada, incluso podría haber sido tu sobrino pequeño que hubiera estado de visita sin que tú lo supieras.
Recapacitas durante algunos minutos y al comprobar que la ventana está abierta, piensas "Vaya, es posible que haya sido un gato que se ha colado mientras yo estaba fuera..."
Bueno, pues estas cosas también ocurren en ciencia...
Ahora pongámonos en situación: dos astrónomos, John Whitmire y Matese Dan, se encuentran realizando estudios sobre las órbitas gravitacionales en el sistema solar y en un momento dado se preguntan cómo podría afectar un posible planeta a las órbitas de algunos cometas.
Una pregunta hipotética que podría resolver algunas dudas orbitales. Así pues, introducen en su hipótesis un gran planeta y realizan los cálculos para comprobar si los efectos de ese cuerpo se podrían apreciar en el viaje de determinados planetas. Incluso se inventan un nombre para ese planeta y lo denominan provisionalmente: Tyche.
Hasta ahora, como veis, nos encontramos ante dos científicos haciendo lo que suelen hacer los científicos: preguntarse cosas y proponer hipótesis.     
     
Ilustración de la NASA de lo que se considera el planeta más pequeño y lejano que orbita una estrella fuera de nuestro sistema solar.
En este punto dónde entra en juego un diario británico con tintes amarillistas y con cierta predilección por los titulares llamativos, llamado The Independient, que convierte la hipótesis de estos dos astrónomos en casi una realidad y la une a una reciente noticia sobre el telescopio Wise, afirmando que la NASA podría haber encontrado los datos que lo confirmaran.
The Independient, incluso llega a la conclusión de que el planeta existe... Ahora tan sólo habría que encontrarlo...
A partir de la noticia en The Independient, el imaginario planeta Tyche comienza a propagarse por todo internet mediante otros periódicos, blogs y correos electrónicos que, de nuevo, dan por sentada la afirmación del periódico británico, confundiendo y extendiendo un rumor que ya podéis encontrar por muchas webs en internet.
Como vemos, un salto demasiado arriesgado para lo que en un principio tan sólo es una hipótesis.
Pero, ¿es posible que exista un planeta gigante en los alrededores del sistema solar?
Como bien indica el astrofísico Phil Plait en su blog Bad Astronomy, lo primero que tenemos que indicar es que no hay ninguna prueba de que este planeta exista. Esa es la realidad, por supuesto menos atractiva que algunos titulares que podéis leer durante estos días, pero al fin y al cabo, es la realidad: no existen pruebas de que dicho planeta exista, salvo como hipótesis en los estudios de Whitmire y Dan.
Sin embargo, también hay que señalar que, como bien indica Badastronomer, es cierto que hay muchos cuerpos en los alrededores del sistema solar cuyas lejanas órbitas atraviesan el sistema durante algún tiempo determinado. Sí, podría existir, pero estadísticamente es muy poco probable, si nos atenemos a los instrumentos de observación con los que contamos.
Debéis tener en cuenta que, desde que a mediados de la década de los años 90, se descubriera el primer planeta extrasolar, hemos descubierto más de 500 exoplanetas, muchos de ellos a millones de años luz de distancia de la Tierra. Nuestros instrumentos (Telescopios como el Corot, el Kepler, el Wise o el propio Hubble) ya están capacitados para observar exoplanetas a grandes distancias, por lo que es bastante improbable que hubieran dejado escapar un planeta con una masa cuatro veces la de Júpiter orbitando en las cercanías de nuestro propio sistema solar.
Volviendo al ejemplo con el que comenzaba el artículo: es posible que nuestro salón lo haya revuelto un gato. Es posible, pero no es un buen hábito científico dar las cosas por sentadas tan pronto.
               

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